miércoles, 3 de abril de 2013

Garden State, el estado de los jardines.

Nose que tendrá de depresivo New Jersey, que me perdone si alguna vez lee estas líneas alguien que habite en dicho lugar, ya que todo aquel que lo saca en sus películas (Zach Braff en este caso o Kevin Smith en sus films)  retrata a este estado del NE norteamericano como un lugar sombrío y sin futuro, con unos habitantes cargados con el dramatismo de sus vidas pero llenos de una cómica simplicidad que les ayuda a cargar con ello. Garden State es la primera película dirigida, producida y escrita por Zach Braff, que a su vez es el protagonista de la misma, con compañeros de reparto como Natalie Portman o Peter Sarsgaard.

Andrew regresa a su casa después de 9 años, para acudir al funeral de su madre recién fallecida. Allí vuelve a reencontrarse con un padre que le sigue dominando a pesar de vivir lejos de casa, en su regreso Largeman va encontrándose con todos sus viejos amigos y acumulando recuerdos, gente con vidas tristes, monótonas y simples,  pero cargado de peculiaridades y en el fondo llegan a representar hasta cierto punto de alegría. Pero la aparición que hará cambiar todo para Largeman es la de Samantha, donde creo que Natalie Portman hace una interpretación muy buena, realmente llega a dar la sensación de que es una papel que la representa en su habitat natural tal cual es ella. Con su entrada en escena, Andrew encuentra su opuesto y desde entonces se van encadenando una serie de acontecimientos que lograrán que Largeman consiga abrir su propia persona a Samantha.

La película tuvo gran acogida entre el público en EEUU, en una época donde el cine independiente pasaba por sus peores momentos. Es una cinta algo lenta en su final, pero la primera parte de la misma lleva un buen ritmo, propiciado por los cómicos y curiosos acontecimientos que traen los diferentes personajes de la historia. Braff y Portman son la unión de los polos opuestos, mientras que el tiene un personaje serio, apagado y triste, ella dentro de la misma amargura que les envuelve, representa la alegría y dulzura. Uno de sus fuertes es la potente BSO que creo el propio Braff, con grupos como Coldplay, Simon & Garfunkel o especial mención al grupo The Shins, banda que cogió bastante fama a raíz de dicha película.

Como ya he comentado es una película sencilla y llana, historias que hemos visto en numerosos títulos, una película sin ningún tipo de barreras que hace muy fácil su visión, sumándole unos diálogos bastante dulzones y con las pequeñas anécdotas que se suceden dándole ese punto cómico, que junto a la excelente BSO nos mantiene enganchados los 109 minutos que dura la misma. Una recomendación perfecta para una tarde lluviosa de esta primavera en la que nos estamos adentrando.












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